Una historia: organizando una boda – comprar los confetis

¿Dónde comprar los confetis?

¡Estoy agotado! ¡Como añoraba mi cama! Sí. Hoy ha sido uno de esos días movidos donde nada sale según lo previsto y hay que hacer cuarenta cosas a la vez y con urgencia. ¡Ten amigos para esto! Se suponía que en la boda de Miguel yo, como su mejor amigo, sería simplemente un testigo en el enlace y después podría disfrutar de la comida y el baile, pero no. Al final me ha tocado a mí rematar todos los flecos esta última semana y hoy he tenido que ir de un lado a otro detrás de los camareros, los músicos… ¡y encima no he tenido tiempo ni de acercarme a la prima de María! Bueno, al menos parece que todo ha terminado saliendo bien y todo el mundo ha disfrutado de la fiesta. Al menos los novios me han dado la enhorabuena, así que debe haber salido bien.

¡Vaya idea genial tuve cogerme dos semanas de vacaciones justo en la boda de Miguel y María! Si hubiera tenido que trabajar, seguro que no me habrían encasquetado tantas cosas.

Bueno… ¡A dormir! Que mañana será otro día.

Son las 9 de la mañana de mi primer día de vacaciones y ¡suena el móvil!

¿Qué querrá Miguel a estas horas?

– Oye, Andrés. Necesito que me eches una mano con dos tonterías para la boda. No te llevará demasiado tiempo, pero es que nosotros vamos de culo con todos los preparativos.

– Claro hombre. Ya sabes que si puedo ayudaros, sólo tienes que pedirlo.

– Pues mira que María dice que al salir de la iglesia sería mejor que nos tirasen confetis en vez de arroz. Que con el hambre que hay en el mundo es un desperdicio tirar arroz al suelo.

– ¡Vaya tontería! Un paquetito de arroz no salvará el mundo.

– Lo sé, tío. Pero va tan estresada que paso de discutir por esta tontería. ¿Te puedes hacer cargo de buscar unos confetis para la salida de la iglesia?

– Vale. Ya busco algo. Llevaré también un paquete de arroz en el coche por si cambia de opinión.

– Jeje. Gracias tío.

– De nada. Ya te contaré.

Y ahora, ¿donde compro yo confetis?

¡Qué suerte la mía! Como suponía, en la papelería del barrio no tienen, y dicen que no me pueden encargar, y al ir a la tienda de disfraces ¡está cerrada por obras hasta fin de mes! Voy a ver si por Internet encuentro algo, pero tendrá que ser envío urgente… ¡que la boda es el sábado!

¡Ostras! Yo creía que sólo había un tipo de confeti y que, como mucho, podrías elegir el color, pero resulta que te venden bolsas con forma de mariposa, corazones, estrellas o pétalos, además de los confetis cuadrados y redondos de toda la vida. De color mate, brillantes, plateados o dorados, todos de color un mismo color o variados… Y ahora, ¿qué elijo?

Bueno… al ser una boda, seguro que a María le hará ilusión que sean con forma de corazón, aunque a Miguel no tanto… pero ¡qué se aguante! ¡No haberme enmarronado! Las cajas de confeti de 10kg son demasiado grandes, pero 1kg no sé, ¿y si me quedo corto? Bueno decidido: 2 bolsas de 1 kg de confetis con forma de corazón multicolor. Si sobran de la boda, ya le sacaremos provecho en alguna fiesta.

– Oye Miguel, soy Andrés.

– Lo sé. El móvil me lo dice antes de descolgar.

– Jeje… muy gracioso. Oye: que ya he encargado los confetis para la salida. Me llegan a casa el miércoles. De todas formas, seguiré llevando el paquete de arroz en el coche por si acaso.

– Gracias tío. Una cosa menos de la lista. Por cierto… tu tenías vacaciones, ¿no?

Pensando en perspectiva, la elección de los confetis no fue la más difícil de esa semana.

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