Como vimos en el artículo dedicado al efecto megatrón, se puede conseguir de forma casi instantánea un chorro de humo espeso con gran potencia con relativa facilidad. El funcionamiento es sencillo: tenemos CO2 a presión en una botella y lo liberamos de golpe para, al entrar en contacto con el aire, generar un torrente de gas blanco.
Son varios los dispositivos que pueden conseguirlo y, tal y como recomendamos siempre, el grado de humedad en el aire debe ser de, al menos, un 40% para poder conseguir un resultado adecuado. Sin embargo, en este post nos alejaremos del uso de las máquinas para centrarnos en sus complementos.